Pedir permiso para ir solo con tus amigos a la playa por primera vez puede parecer un asunto trivial. Pero no lo es en absoluto. En ese primer esfuerzo por lograr tu ansiada libertad hay varios elementos clave que son el puente entre tú y estar en la playa con los demás. Tienes un problema, un objetivo, un contexto, un público a quien persuadir, un mensaje preparado con un tono definido y un canal adecuado (jamás por teléfono, siempre de frente); y al final un resultado medible: tu viaje. 

Sin saberlo, todos hemos realizado una campaña de marketing. Porque el marketing no solo está en el piso 19 de un edificio donde una agencia prepara el contenido digital de su cliente, ni tampoco es exclusivo de los departamentos designados para posicionar la nueva línea de producto de una marca. Sí, ahí hay marketing, pero no solo ahí. El marketing comprende todos los posibles vínculos del consumidor con la marca. 

Marketing como la acción de “trabajar” la marca o “mercadear tu producto” implica repensar la forma en que se hace todo desde bodega y logística hasta una valla publicitaria. Porque todo lo que comunica y dice algo de ti al cliente es marca. Los uniformes, el servicio al cliente, el estado del producto, la imagen del lobby de la empresa y el saludo del guardia, todo es marca y todo debe transmitir los valores comunicacionales de tu empresa. 

Cuando como marketeros, emprendedores, empresarios y profesionales entendemos que todo lo que hacemos comunica, comenzamos a entender que cada paso debe transformarse en imagen de marca y ayudarnos a acercarnos al cliente un poco más. Y cuando comenzamos a entenderlo, comenzamos a hacerlo bien y los resultados vienen como consecuencia de comunicar con todos los elementos posibles, la identidad y mensaje de la marca. 

En esta semana del marketero, miremos esta carrera llena de noches sin dormir, muchas ideas, planificación con anglicismos como “branding”, “target” o “insight”, y recordemos que nuestro trabajo es encontrar una forma de conectar las verdades de una empresa con las necesidades de las personas para llevarnos a ese momento en que nos ven en una percha o en una historia de Instagram y simplemente dicen: “lo quiero”.