Casi siempre a mis estudiantes les pregunto quiénes son impulsivos en su conducta. Y casi siempre más del 50 % acepta que se dejan llevar por reacciones impulsivas cuando les incomoda algo o se molestan. Lo mismo me pasa cuando doy sesiones de coaching en empresas u organizaciones.

Como menciona Rebecca Dickson en Forbes existen nuevas habilidades que son exigidas en nuestro tiempo. Una de ellas es la inteligencia emocional que ayuda de manera directa al manejo de la impulsividad.

La impulsividad es una reacción que domina a la persona. En ella la persona es esclava de sus pasiones, concretamente de la ira y el enojo. Un líder emocionalmente inteligente, sabiendo que es impulsivo, debe cultivar - como primera actitud -  una regla fundamental que es pensar antes de actuar. Si no cumple esta regla está obviando un paso crucial.

El impulsivo no necesariamente lo es en todas las situaciones. Hay eventos que particularmente lo sacan de casillas y otros no. Esto lo debe saber. Debe tener claro cuáles son las situaciones que lo descontrolan o le hacen perder la paciencia. Uno no puede controlar todas las situaciones o lo que sucede alrededor nuestro. Lo que sí se puede manejar y tratar de controlar son las reacciones de lo que nos sucede. En ese sentido es muy necesario saber analizar nuestras emociones. ¿Cómo puedes conocer tus emociones predominantes? Analiza cómo reaccionas cuando las cosas no van de la forma como las habías planeado. Si observas bien comenzarás a tener un buen listado de tus emociones negativas.

Un último punto para madurar en la inteligencia emocional. Descubre cómo las otras personas te observan. ¿Qué ven ellos de ti? ¿Los demás ven en ti a un líder confiable al que le pueden compartir experiencias personales? ¿O eres alguien a quien los demás ni se acercan porque no saben como vas a reaccionar? ¿Te tienen miedo o confianza?

Resumiendo: aprende a analizar tus emociones, observa cómo los demás te ven y piensa antes de actuar.