El mejor regalo

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Desde hace 2 años puedo vivir el regalo de la paternidad, y desde ese día mi vida se volvió hermosamente caótica.  Mis tiempos responden a los tiempos de mi hijo, mis planes con sus planes, y mi felicidad se vincula a su felicidad.  Ser padre no es tarea sencilla, pues las ojeras muchas veces nos delatan y el cansancio se hace evidente, pero ¡cómo se ilumina la mirada cuando hablamos de nuestro hijo!  Esta experiencia paternal me ha hecho entender mucho más la locura de amor de Dios, que, complicando sus propios planes, envió a su hijo a ser un niño chiquito para que, desde esa sencillez, comprendiéramos la grandeza de su “Regalo de Navidad”.

Contemplando la imagen del pesebre, donde el Niño Jesús reposa en brazos de Santa María, bajo la mirada protectora de San José, todo habla de sencillez.  Y así, en esta sencilla escena, se plasma el mayor regalo que es la salvación del mundo.  Pero esto de la salvación suena muy etéreo, grandilocuente y a veces lejano.  ¿Cómo debo responder a este regalo?  Pues la respuesta sencilla es… regalándolo también.  Veamos algunas formas de lograrlo:

·         El Niño Jesús vino a traer esperanza.  ¿Cómo puedo regalar esperanza?  Hoy, que el dolor dejado por la pandemia es tan vigente, a veces una visita, una llamada, o un detalle de amor puede hacer que Dios se haga presente y cambiar la vida de una persona.  Mira a tu alrededor y pregúntate ¿Quién puede necesitar esperanza?  Y no pierdas tiempo en dársela. 

·         El Niño Jesús vino a traer felicidad.  ¿Cómo puedo regalar felicidad?  Mira a la persona más dolida, amargada o insegura, y muéstrale lo importante y valiosa que es.  No te fijes en sus fragilidades, sino en sus talentos, en lo que la hace diferente de los demás, en su dignidad.  Lleva luz a los aspectos positivos que Dios puso en ella, y que posiblemente no sea capaz de ver.  No pierdas tiempo y corre a encontrarla.

·         El Niño Jesús vino a traer perdón.  ¿Cómo regalo perdón?  Acércate a esa persona con quien has tenido roces, disgustos o discusiones, y dile que lo sientes, que a veces los puntos de vista son diferentes, pero éstos no deben alejarnos.  Búscala, muy probablemente también esté necesitando esa reconciliación.

Y cada vez que hagas esto, vuelve a sentarte a contemplar la escena del pesebre y pregúntate ¿Qué hay de diferente en mí?  Y te darás cuenta de que el regalo de Dios también actuó en tu corazón volviéndolo más feliz, esperanzado y reconciliado.  Y así se cumple que, el mejor regalo de Navidad no es el más grande que se pueda dar, sino aquel que se queda en el corazón de quien ilumina las vidas de los demás transmitiendo el amor de Dios.  Que este sea un tiempo de acercarnos más a Dios, acudir a sus sacramentos y a la oración, y que el Niñito Jesús, nacido en Belén, te acompañe en esta Navidad y que colme de bendiciones a toda tu familia.  ¡Feliz Navidad!



Imagen de Odoo y bloque de texto

Ing. Alex von Buchwald

Profesor Titular Principal en Humane Instituto de Negocios.

Miembro del Comité de Cultura Organizacional en Humane Instituto de Negocios.

Consultor Empresarial de Humane Consulting Group.

Coach y Experto en Desarrollo del Talento Humano.

Columnista del Segmento La Revista del Diario El Universo.